Los derrumbes de rocas en la Cuesta Chinchorro han provocado caos en el tránsito vehicular, afectando a cientos de pasajeros y trabajadores que transitan por esta vía diariamente. Al principio días enteros y noches, después de la crisis, largas horas de espera que significan quema de combustible e inactividad que les castiga en su producción mensual, días sin almuerzo, el cansancio les pasa la cuenta.
«Cuando se produjeron los derrumbes, perdieron el viaje y tuvieron que devolverse.”Estuvimos todo el día acá, sin tomar desayuno, ni almorzar. Fueron días y noches enteras esperando, al final fue todo una pérdida”, contó César Flores.
César, que se desempeña como transportista de materiales para una empresa de extracción, destacó las dificultades económicas que ha enfrentado debido a las restricciones en la carretera. «Nos pagan por viaje, y con estos derrumbes solo hemos podido hacer la mitad del trabajo. Ha afectado nuestras ganancias semanales en un 50%», declaró, visiblemente preocupado por la situación.
Sergio Orozco, camionero afectado de la empresa Vaf transportes, comentó que las demoras han tenido un impacto significativo en su trabajo, porque les pagan por vuelta hecha: «Perdimos la mitad de nuestro sueldo laboral esta semana. Tuvimos que madrugar para intentar llegar a tiempo, pero no pudimos completar ni la mitad de los viajes». Además, mencionó que la empresa para la que trabaja está evaluando opciones de contingencia, aunque las soluciones no parecen inmediatas: «Estamos a la espera de que nos digan qué hacer, pero con la vía cortada, es difícil avanzar».
Oscañln, quien viaja regularmente entre Arica y Pozo Almonte, relató los inconvenientes que enfrenta por los cierres imprevistos: «Trabajo como coordinador medioambiental para una empresa vial. Normalmente, salgo a las 17 hrs pero tengo que salir más temprano porque ya me ha pasado que me quedo pegado y no puedo pasar porque cortan a las 20:00 hrs, por suerte a veces puedo pasar. Son casi las doce del día y sigo pegado acá en el taco y yo debería estar a las 8 de la mañana en mi trabajo.
Estos derrumbes me han retrasado constantemente. He tenido que salir más temprano y aún así me quedé atrapado por dos horas y media en la cuesta. Esto afecta tanto mi productividad como mis tiempos personales».
Los pasajeros y trabajadores que dependen de la ruta han expresado su frustración ante la falta de soluciones rápidas. Los derrumbes, que se han vuelto cada vez más frecuentes en los últimos meses, ya habían mostrado señales de alerta, según algunos conductores. Sin embargo, las acciones para evitar estos problemas parecen haber sido insuficientes, dejando a muchos atrapados entre la incertidumbre y las piedras que bloquean su camino.
